Lo dulce es riquísimo. Y dentro de poco se celebra Pascuas, y en los meses más fríos siempre dan ganas de darse un gustito dulce.
¿Sabías que muchas personas ven el comer cosas dulces como un signo de debilidad?
Por esa razón en una comida de empresa todo el mundo pide de postre café solo.
Nos gusta lo dulce y es común sentir esa necesidad súbita de comer algo dulce porque lo pide el cuerpo. Lo cierto es que la principal razón por la que esto pasa es una fuerte bajada de los niveles de azúcar en sangre debido a la reacción que provoca la insulina que segrega el páncreas.
Esto es, cuando comemos una comida rica en hidratos de carbono (pasta, arroz, pan, helados, caramelos, tortas, etc.), el cuerpo responde digiriendo y transportando estos azúcares por la sangre.
Dado que unos elevados niveles de azúcar sanguíneo son perjudiciales para el organismo, se activa el ciclo de la insulina pancreática para reducirlos. Por este motivo se puede llegar a producir una drástica bajada de azúcar en sangre que al final es la responsable fisiológica, junto a otros factores psicológicos, de ese ataque que en ocasiones hacemos hacia lo dulce.
Para todos aquellos que sienten esa necesidad frecuentemente hoy les compartimos cuatro sencillos trucos para superar su dependencia.
1) Engañá a tu cerebro. Tené siempre a mano alimentos que te puedan sacar del apuro en los momentos de crisis y distraigan a tu mente sin alterar la glucemia.
2) Evitá hacer las compras cuando estás con hambre. Está demostrado que ir al súper con apetito implica llenar el carro de todo aquello que entra por los ojos. Hacé la compra bien comido, confeccioná una lista y decí que no a las improvisaciones.
3) Elaborá recetas caseras con “trampa”. ¿En casa son fanáticos del flan? Bueno, metete a la cocina y preparalo vos mismo. Basta con sustituir los ingredientes más ricos en azúcares por otros con ausencia o reducción importante de los mismos, como KONY stevia.
4) Mantenete ocupado y activo. Si el ansia de azúcar llega mientras estás ocupado con algo, va a ser más fácil obviarla. En este sentido, es recomendable hacere actividad física, y mejor si es de carácter aeróbico, es decir, de media/larga duración y baja/media intensidad, ya que favorecerá la activación de vías energéticas lipolíticas (grasas) de manera que ayudará igualmente a no alterar excesivamente los valores de azúcar en sangre.